Bastantes días, y en algún periódico, se pueden leer noticias bien jugosas sobre los desmanes de la Expo. Y digo bien, en «algún» periódico. Suele ser el Heraldo de Aragón, y a menudo pasan desapercibidas, ya que muchas ni siquiera aparecen en su versión digital, ni en ningún otro medio (en papel o en web, y de la tv ni hablemos). El pasado jueves 14 de agosto fue uno de estos días paradigmáticos. Dos noticias y una columna de opinión sin desperdicio, en las primeras páginas del Heraldo (pinchar en la imagen para leer las noticias completas):
Cuatro actores del «Hombre Vertiente» demandan a la compañía y a Expoagua
Denuncian que se pone en peligro su integridad física al incumplir la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y califican su despido de «represalia».
Este es un ejemplo de lo que le suele pasar a un trabajador si se le ocurre criticar la falta de seguridad en su trabajo y sugerir que se cumpla la ley (recordemos que dos accidentes llevaron al hospital a dos actores de la compañía). La verdad es que el espectáculo del Hombre Vertiente ha sido el centro de varias polémicas, y otra de ellas cumple la misma «ley del silencio» que comentábamos arriba: sólo apareció en la edición en papel de Heraldo, aunque también en numerosísimos medios latinoamericanos. Nos vamos un poco del tema, y ocurrió hace ya dos meses, pero merece la pena rescatarlo: Al grito de “sudacas indocumentados”, la policía española desalojó a palazos a los actores durante la presentación de la obra en Expo Zaragoza.
Pero sigamos con la edición en papel del Heraldo del 14 de agosto:
La Expo se gasta 36.000 euros en tiques para viajes en barco
Expoagua ha decidido colaborar con la causa de los barcos -gestionada por la empresa privada Turismo Ebro Fluvial- adquiriendo billetes para viajar en ellos por valor de 36.000 euros. Han comprado cientos de entradas que se sortean «con fines publicitarios».
Y como colofón, la columna de opinión de Enrique Mored que aparecía ese mismo día en la página 3 de Heraldo. Esta la transcribimos íntegra porque es de lo mejorcito:
La Expo desde abajo 