LOS DERECHOS SINTÉTICOS

(Basado en hechos reales)
Neuroko / Diagonal Aragón

Yo también quería emular las grandes crónicas de «La Expo desde Abajo», deseaba hacer periodismo de investigación como el de mis colegas en Diagonal Aragón y recibir airadas críticas por escribir mis fundamentadísimas opiniones. Así que, ni corto ni perezoso, me decidí a cruzar la acera…

Foto: Neuroko / Pareja de la Policía Local de incógnito

El objetivo era sencillo: el césped artificial que habían puesto recientemente en el entorno de la estación intermodal de Delicias. Aparentemente, una misión fácil. Esta hierba artificial la habían extendido en rollos de moqueta formando bultos chapuceros por encima de tapas de alcantarillas y bocas de servicio. Además, en muchos tramos no estaba ni siquiera fijada al suelo, con lo que no suponía ningún esfuerzo levantarla.

Foto: Neuroko / Detalle del acabado del enmoquetado herbáceo

La mayor dificultad consistía en sacar una foto con una mano mientras la otra sostenía la moqueta. ¿Qué se ocultaba debajo del césped artificial? ¿Qué barrería la Expo bajo su alfombra verde? Ya estaba a punto de sacar la foto cuando el aullido de una sirena me hace pegar un bote. A mi espalda un coche de la Policía Local había surgido de la nada (porque debajo de la alfombra no podía estar escondido). Dos agentes se bajan del vehículo y uno de ellos me pregunta:

—Disculpe, caballero, ¿se puede saber qué está haciendo?
—Nada, mirando lo que hay bajo esta moqueta.
—Pues, caballero, a no ser que se le haya caido una moneda, a usted no se le ha perdido nada ahí.
—Ya, pero es que quiero sacar una foto, ¿sabe?…
—Pues me temo, caballero, que no la va a poder sacar.
—Si ya me parecía a mí que en esta posición a contraluz y con la sombra que se proyecta sobre el suelo no se va a ver nada… pero si son tan amables y me la sujetan un momentito, yo me giro y tomo la foto desde este otro ángulo.
—Disculpe, caballero, pero es que no me entiende. Lo que le quiero decir es que usted no va a sacar ninguna foto.
—Pues tiene razón, porque no le entiendo… ¿y por qué?
—Porque usted está deteriorando gravemente parte del mobiliario urbano. Me pilla en un día benévolo y, en principio, no le voy a imponer sanción alguna, aunque debería… ¡y deje de pisar la hierba, caballero!
—Pero bueno, si esto no es hierba, ¡es plástico!, PLÁS-TI-CO [cada sílaba, un salto sobre el césped], petróleo pintado de verde…, pero si es como pisar un suelo con moqueta…
—Le digo y le repito por las buenas, caballero, que se salga del césped…
—Pues pongan un cartel…
—¿A que le pongo una multa, caballero…?
—Ya me salgo, ya me salgo… Ve, ya estoy por el caminito este, polvoriento, con baches y piedrecitas que se meten en las sandalias…
—Pues no se queje, caballero, que yo llevo calzado cerrado con este calor…
—Pero usted está trabajando ¿no?
—A diferencia de usted, caballero, que tiene tiempo para dedicarse al vandalismo urbano de baja intensidad… y es que la ociosidad es madre de todos los vicios…
—Oiga usted, no le consiento, soy un periodista en plena labor de fotodenuncia para un artículo que va a levantar ampollas…
—¿Ah, sí, caballero…? ¿Y para qué medio…?
—Pues para Diagonal, ¿lo conoce?
—Pues me va a ir enseñando su DNI, y el contenido del bolso, caballero…

(PIUT-PIUT ruido de consulta por radio.)

—Um, compruebo, caballero, que usted no ha nacido donde vive actualmente…
—Cierto, movido que es uno… ¿está prohibido?
—No, pero es casi tan sospechoso como no tener carné de conducir…
—Pero ¿es obligatorio para andar a pie?
—No se ponga a la defensiva, caballero. ¿Y de qué es el reportaje, si puede saberse…?
—Pues de ecología urbana…
—Ajá, seguro que usted es de los que se quejan si ponen césped inglés porque hay que regarlo, y si plantan cemento, porque no ponen plantas autóctonas. El Ayuntamiento pone hierba sintética y también se queja… la cuestión es protestar. Ustedes no son ni ecologistas ni nada. Y encima se permite el lujo de seguir pisando el césped, caballero…

Tras un cuarto de hora de diálogo para besugos caí de rodillas, como el Winston Smith de 1984, avergonzado de mi deslealtad ante el Gran Hermano y suplicando una oportunidad para ser reeducado en el Nuevo Orden Post Expo Zaragoza.

Foto: Neuroko / Zaragoza 2008, debajo de la moqueta están las piedras

De semejante experiencia he aprendido algunas lecciones: que es mejor dejar el trabajo de periodista a los profesionales acreditados, que necesito una cámara nueva, y que hoy en día los derechos son sintéticos, o sea, tan artificiales como este césped. Tienen la apariencia de derechos, pero no se te ocurra tocar el género, que lo estropeas. Parece ser que hay personas que tienen la curiosa teoría de que los derechos si se usan, se desgastan; y por eso nos ponen protección: no para proteger nuestros derechos, sino para protegernos de la tentación de usarlos.